- Fuera de stock
A dormir!
La mamá, el papá y la abuela de Archibaldo están desesperados... Por muchos recursos que utilizan, no hay forma de que el pequeño deje de jugar y concilie el sueño. ¿Conseguirán que se duerma o se dormirán ellos primero?
Un libro más de la saga de Archibaldo, un niño afortunado porque tiene padres sensibles, sabios y muy cariñosos que lo escuchan, le hablan, lo apoyan y están ahí para lo que necesite
Sin embargo, no tiene muy claro que todas esas cosas sean tan importantes como parecen, pues al cabo de un tiempo terminan arrinconadas en el fondo de un cajón o guardadas en un armario.
Cuando Archibaldo sale a pasear por el campo se da cuenta de que allí ocurre exactamente lo contrario. No puede guardar nada. Ni el viento juguetón, ni el canto del ruiseñor, ni las moras escondidas, ni la nieve, ni el agua y, menos aún, el sol o la luna.
A lo largo de la extensa, poética y divertida colección de cuentos, el protagonista ha aprendido a querer a su hermanita, a preguntarse por el futuro, a indagar en sus posibilidades y su talento, a aceptar la diversidad, a lidiar con sus inseguridades, sus temores y mucho más.
Ahora Archibaldo descubre que todas esas cosas que encuentra en la Naturaleza le acompañan, le cuidan y nunca se olvidan de él. Y así entiende que no tienen precio y tampoco le pertenecen.
Formato: 20 x 23 cm
Nº págs.: 48
Encuadernación: cartoné
La mamá, el papá y la abuela de Archibaldo están desesperados... Por muchos recursos que utilizan, no hay forma de que el pequeño deje de jugar y concilie el sueño. ¿Conseguirán que se duerma o se dormirán ellos primero?
Hay un niño nuevo en el colegio de Archibaldo. Sam es diferente a los demás, juega a juegos distintos y dice cosas sorprendentes. ¿Será fastidioso no ser igual a los otros? Archibaldo lo descubrirá...
Archibaldo y su papá contemplan las golondrinas que vuelan hacia tierras lejanas. Ese viaje genera en el niño muchas preguntas que el padre contestará con sensatez, ternura y paciencia, reasegurándolo en esa difícil y hermosa travesía que es el crecimiento.
Archibaldo anda con su autoestima por los suelos porque no sabe jugar bien al tenis y piensa que no sirve para nada. Su mamá le demostrará que si encuentra lo que de verdad le gusta hacer, lo conseguirá y sentirá que sirve para mucho.