Hace 200-182 millones de años, el barapasaurus era uno de los mayores herbívoros. A pesar de que en aquella época los dinosaurios eran más bien pequeños, llegó a alcanzar los 14 metros.
El barapasaurus no solamente tenía un cuello muy largo, sino que los huesos del muslo llegaban a tener 1,7 metros. Esos huesos le dieron el nombre de ″lagarto de las patas largas″. Debido a sus grandes dimensiones, así como a su consumo energético, este herbívoro necesitaba comer cada día varios cientos de kilos de comida. Utilizaba las mandíbulas como si fuera un rastrillo y así sacar las hojas de los árboles. Pero como que sus dientes tenían forma de cuchara, no podía masticar bien. Por eso tragaba todo lo que le llegaba a la boca, de un bocado.
De todos los animales que han poblado la Tierra, el therizinosaurus es probablemente el que tenía las garras más largas.
De todos los animales que hayan vivido en la Tierra, el therizinosaurus es probablemente el que tenía las garras más largas. Las utilizaba para cavar, agarrar, perforar y pelar cortezas. Vivió hacia el final de la era de los dinosaurios, junto con otros herbívoros como el kentrosaurus y el pentaceratops.
El tyrannosaurus rex medía trece metros de largo y era un dinosaurio depredador bípedo. Su inmenso cráneo y sus dientes de casi 20 centímetros de largo lo convertían en un dinosaurio extraordinariamente impresionante.
Pese a su aspecto amenazador, el tyrannosaurus rex apenas podía utilizar las patas delanteras, que sólo tenían dos garras y ni siquiera le llegaban al hocico. Con casi siete metros de altura y unos trece metros de largo, el tyrannosaurus rex no debió de ser un cazador especialmente hábil, sino más bien un carroñero que se alimentaba de las sobras que dejaban otros animales.
¿Jugar? ¡Para el joven T-Rex eso significa pelear con otros de su edad!
¿Jugar? ¡Para el joven T-Rex eso significa pelear con otros de su edad! ¿Quién es el más fuerte? Los investigadores han descubierto que los reptiles prehistóricos ya libraban violentos combates con tan solo 10-12 años. A esa edad apenas eran la mitad de grandes que un T-Rex adulto. Eso sí, ¡el doble de valientes!